Para comenzar a conocer el verdadero Mesías, prometido desde tiempos muy distantes, es preciso que nos dediquemos inicialmente a identificarlo. Como no cualquier persona puede ser el Mesías, y hay muchos impostores que desean usurpar su lugar, es de máxima importancia que identifiquemos al verdadero Mesías con exactitud, si no seguramente nos estaremos yendo a una persona equivocada, que no es el verdadero Mesías, y que solo desea hacerse pasar por él. Todas las escrituras, como veremos en un estudio posterior, anuncian un único Mesías, el cual es el salvador de todos los que creen. El Mesías es único e insustituible, y, como tal, necesitamos identificarlo con mucha exactitud.
¿Cómo podemos entonces identificarlo?
No poseemos fotografías de él. Inclusive si las poseyésemos, de nada nos servirían como identificación, porque hoy, escrituralmente, el Mesías no posee el mismo semblante que cuando estuvo en este mundo. ¿Cómo podríamos identificar visualmente a alguien que no está físicamente presente? No tenemos sus impresiones digitales, no poseemos su ADN, no poseemos su imagen de retina, ni su estatura, ni su peso, y hasta algunos rasgos característicos como pies y manos no nos servirían para una correcta identificación, por las roturas sufridas luego de haber sido ejecutado de esa forma por los romanos, no solo él sino también otras personas. Como vemos, no serán los aspectos materiales visibles los que nos ayudarán a identificar al verdadero Mesías. Además de eso, las heridas sirvieron para identificar al Mesías ante un incrédulo Tomé, que necesitaba ver con los propios ojos antes de creer, o hasta llegar al punto de tocarlo con las manos, pero no sería ésta la forma de fe de identificar al verdadero Mesías. Aunque esté con nosotros todo el tiempo, no es de forma visible su presencia, sino de forma invisible, espiritual.
La única y verdadera identificación escritural del verdadero Mesías es su NOMBRE.
¿Qué es un nombre?
Un nombre es un conjunto de sonidos, o fonemas, los cuales pronunciamos. Estos sonidos pueden ser representados gráficamente por diferentes caracteres, dependiendo del idioma en que los representemos, siempre que tales sonidos no sufran alteración de un idioma a otro. El proceso de transponer sonido a sonido de un idioma a otro se llama "transliteración". Como los nombres propios no tienen traducción, lo correcto a hacerse es transliterarlos, y no traducirlos. Los diccionarios buscan siempre presentar el máximo de palabras que existan en un determinado idioma, y muchos diccionarios presentan las traducciones de esas palabras de un idioma a otro. Sin embargo, ningún diccionario presenta nombres propios, y mucho menos traducciones de nombres propios, simplemente por el hecho de que los nombres propios no son traducibles, son solamente transliterables. La escritura es solamente una representación gráfica de sonidos, de modo que las palabras puedan ser representadas para ser registradas y leídas.
Si tomamos dos palabras, una en castellano y otra en inglés, como ejemplo, veremos que en inglés la palabra "house" significa, en castellano, "casa". Así, la palabra "casa" en castellano, es la traducción de la palabra "house" en inglés. Si una persona no conoce el idioma inglés, con esa información sabrá solo cómo se escribe la palabra "house" en inglés, pero no sabrá como tal palabra se deba pronunciar. Ahora representemos los sonidos de la palabra "house" con la escritura de la lengua castellana, así: "jaus". De este modo, la escritura "jaus" es la transliteración de la palabra y no su traducción. Los nombres propios no poseen traducción como las demás palabras, y no constan en los diccionarios. Ellos solo pueden ser transliterados, de modo que sí sepamos como es su pronunciación original. Entonces, jamás debemos buscar una traducción para el Nombre del Mesías, e incluso ni los supuestos "nombres correspondientes" en otros idiomas. La única actitud correcta es transliterarlo, de modo que se pueda saber su pronunciación original.
|
|
|
|
Palabra en inglés |
Traducción |
Transliteración |
House |
Casa |
Jaus |
|
|
|
|
|
Transliteración literal y transliteración fonética
Llamamos transliteración literal a la simple substitución de letras de un idioma por letras correspondientes a otro idioma, y eso solamente se aplica a los idiomas que poseen caracteres de formas diferentes entre sí, como es el caso del hebraico y del castellano. Esto seguramente no se aplicaría a idiomas que poseen los mismos tipos de caracteres, como es el caso del castellano y del inglés. La transliteración literal no siempre atiende a la necesidad del lector con relación a saber la pronunciación correcta de la palabra, ya que la simple substitución de las letras por las correspondientes puede no evidenciar la pronunciación original de la palabra.
La transliteración fonética es la que más ayuda al lector en cuanto a la forma correcta de pronunciar la palabra, ya que ella estará escrita de forma que el lector pueda pronunciarla directamente por la simple lectura. Esta forma de transliteración es la representación escrita de cada sonido de la palabra original, en el idioma de destino. Representar un sonido utilizando las letras de un idioma no siempre es simple, y a veces no siempre es posible, pues el conjunto de caracteres del idioma de destino puede no poseer ninguna letra que posea un determinado sonido.
En todos los textos aquí presentados, utilizaremos tanto la transliteración literal como la transliteración fonética, pues necesitamos precisión y confiabilidad sobre las informaciones presentadas. Así, siempre presentaremos la transliteración literal seguida de la transliteración fonética.
Hagamos entonces un análisis escritural sobre el Nombre del Mesías:
El Nombre del Mesías es único para la salvación
|
|
|
|
Hechos 4:12 nos enseña: "Y no hay salvación en ningún otro, porque debajo de los cielos ningún otro nombre nos fue dado por el cual podamos ser salvos".
|
|
|
|
|
|
Ningún otro nombre significa exactamente lo que las palabras dicen: "Ningún otro nombre". Por lo tanto, vemos que el Nombre del Mesías para nuestra salvación es único, y de extrema relevancia que lo conozcamos y creamos, porque solamente en este Nombre hay salvación, porque este único Nombre identifica al Mesías con exactitud. Es muy claro que, siendo su nombre la identificación única del verdadero Mesías, ningún otro nombre lo podría identificar correctamente, y como no hay salvación en ningún otro, se torna imposible la salvación de quien no lo identificare correctamente por su único Nombre.
|
|
|
|
Yaohukhánam (Iaojujánan) 1:12 nos enseña "Pero a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio el poder de ser hechos hijos del Altísimo".
|
|
|
|
|
|
Este versículo del Precioso Mensaje de Yaohukhánan (corrompido como "Juan") nos enseña que a aquellos que lo recibieron les fue dado el poder de ser hechos hijos del Creador, e dice más: el versículo especifica quiénes son estos que son hechos hijos del Creador. Son aquellos que creen en su Nombre. Creer en el único y verdadero Nombre del Mesías es creer en él, pues su Nombre es la única y exacta identificación de su Persona. (La letra "J" en castellano posee el mismo sonido que la letra "H" en hebraico).
|
|
|
|
Yaohukhánan (Iaojujánan) 3:18 nos enseña: "Quien cree no es juzgado; quien, sin embargo, no cree, ya está juzgado, por cuanto no cree en el Nombre del Unigénito Hijo del Altísimo Creador".
|
|
|
|
|
|
Aquí, del mismo modo, vemos que no creer en el único y verdadero Nombre del Mesías es lo mismo que no creer en él, en su Persona, porque su Nombre es la única forma de que lo identifiquemos entre muchos falsos mesías e impostores. Hay un único salvador de la humanidad, y este único salvador posee un Nombre que lo identifica. Los otros nombres identifican a otras personas u otros espíritus, pero no al verdadero Mesías.
Proverbios 30:4 nos hace algunas preguntas para las cuales debemos tener respuestas. Seguramente las escrituras no nos harían preguntas solo para dejarnos de lado y no nos volviésemos aptos a responderlas. Las preguntas hechas en este versículo son extremadamente importantes para la cuestión que estamos tratando, y demuestran con claridad la importancia y prioridad que el asunto tiene. Veamos:
|
|
|
|
Proverbios 30:4 - "¿Quién subió a los cielos y descendió? ¿Quién encerró los vientos en los puños? ¿Quién recogió las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los confines de la tierra? ¿Cuál es su Nombre, y cuál es el Nombre de su Hijo, si es que lo sabés? |
|
|
|
|
|
Este versículo escritural es tal vez el mayor desafío a que identifiquemos, no solamente al Mesías por su Nombre, sino también al Creador Padre, igualmente por su Nombre.
Bien, ahora ya son dos Nombres que necesitamos conocer...
Existe una íntima relación, como no podía dejar de ser, entre el Nombre del Creador Padre y el Nombre de su Hijo, el Mesías.
El nombre del Creador Padre hace parte del Nombre del Hijo, el Mesías. Entonces, es mejor que comencemos por el Nombre del Creador para que inmediatamente lleguemos al Nombre del Hijo, el Mesías:
|
|
|
|
Yaohukhánan (Iaojujánan) 17:11 nos enseña: "Padre Santo, guardalos en tu Nombre que Me diste..." |
|
|
|
|
|
El Nombre del Creador fue dado al Mesías como parte integrante de su Nombre. Esta es una señal de filiación y de vínculo familiar. El Hijo recibe en Su Nombre el propio Nombre del Creador Padre.
Entonces hablemos primeramente sobre el Nombre del Creador Padre
La primera aparición escritural del Nombre del Creador Padre está en el capítulo 2 de Bereshiyt (Génesis). Este preciosísimo, maravilloso y soberano Nombre es representado por cuatro letras consonantes hebraicas llamadas YOD, HE (JE), VAV y HE (JE), aunque escritas de derecha a izquierda, como es la escritura hebraica. Intente localizar en la figura abajo el Nombre del Creador, en su primera aparición en el capítulo 2 versículo 4 de Bereshiyt (Génesis)
|
|
|
|
Aparición #1 del Nombre Personal del Creador
|
Esta es la historia de los cielos y de la tierra en la creación, el día en que hizo, YAOHUH (IÁOJU) Ulhim (Uljim), tierra y cielos.
|
|
|
|
|
|
Aquí, por primera vez, el Creador es mencionado nominalmente en las escrituras. Antes de este verso, solamente el título ULHIM fue utilizado. A partir de 2:4 el Creador pasa a ser mencionado por Su Nombre. En todo el Antiguo Testamento, el Tanakh, el Nombre del Creador aparece casi 7.000 veces. Si usted no conoce hebraico, seguramente le será difícil reconocer en una frase dónde se encuentra el Nombre del Creador. Al final, usted solo sabe hasta ahora que este maravilloso Nombre está compuesto por cuatro letras consonantes, denominado Tetragrama. Sin embargo, usted ya puede intentar localizar este precioso Nombre en la frase, ya sabiendo que la lectura es de derecha a izquierda, y que la segunda letra es igual a la cuarta. ¡Intente localizarlo!
Bien, si usted no lo consiguió, no tiene importancia, porque tal vez éste sea su primer contacto con el idioma hebraico, que es la base original de las Sagradas Escrituras. Por eso, preste atención a la figura abajo para poder reconocer este precioso Nombre con más facilidad.
La primera letra (a la derecha) parece un apóstrofe, pero es la letra YOD, que corresponde a la "Y" en nuestro alfabeto occidental. Ela tiene sonido de "I". La segunda y la cuarta letra son iguales, y se llaman HE (se pronuncia 'JE'). Esta letra corresponde a la "H" occidental; cuando está en el medio de una palabra es gutural, o sea, es pronunciada con la garganta, teniendo así un sonido de "J", como la palabra "caja", o como la palabra "house" en inglés. Al final de la palabra esta letra no tiene sonido y es considerada como la letra "H" del castellano, sin ningún sonido. La tercera letra se llama VAV. Esta letra, en hebraico, puede tener sonido de "V", de "O", o de "U", dependiendo de la palabra en que se encuentra. En el Nombre del Creador, y también del Mesías, como diremos adelante, esta letra tiene el sonido de "U".
Así, hasta ahora, tenemos YHUH, pero todavía no hemos llegado al Nombre del Creador, solo estamos llegando cerca. ¿Por qué? Porque en el idioma hebraico no hay vocales, solamente consonantes. En la escritura hebraica solo las consonantes se escriben, y las vocales de las palabras son insertadas a la hora de la lectura de cada palabra. Como la escritura hebraica no registraba ninguna vocal, algunas personas temieron que el idioma, después de muchos años, pudiese perder sus pronunciaciones originales. Por eso, se reunió un grupo de personas que fue denominados "masoretas", los cuales crearon una serie de signos gráficos para representar las vocales inexistentes en la escritura original. Estos signos pasaron entonces a ser llamados "signos masoréticos", aunque no hagan parte de la escritura original hebraica. En los manuscritos más antiguos, nadie encontrará signos masoréticos, solo aparecerán en documentos más recientes. Arriba nosotros ya vimos que la letra VAV puede tener sonido de "V", o de "O" o de "U". La ausencia de un signo masorético en esta letra indicará que ella debe tener sonido de "V". Hay dos signos masoréticos para indicar los sonidos de "O" y de "U". Esto lo veremos más adelante al presentar el Nombre del Creador con los signos masoréticos correctos para su pronunciación.
|
|
|
|
TETRAGRAMA CON MASORÉTICOS |
|
|
|
|
|
|
En la figura arriba vemos las mismas cuatro letras de la figura anterior, pero con dos signos masoréticos para indicar la pronunciación correcta. El primer masorético que percibimos, que tiene la forma de una pequeña "T" se llama "qametz", y su sonido es de "AO". En realidad corresponde al sonido de "A" mas cerca de "O" en castellano. Es un sonido solamente, entre el "A" y el "O". El otro signo masorético que observamos es un puntito que está en la línea media del VAV. Este masorético se llama "Shuruq", y es él el que determina que el VAV debe ser pronunciado como "U". Entonces, ahora tenemos: el "Y" que corresponde al YOD, el "AO" que corresponde al "qametz", formando ya la primera sílaba "YAO". Tenemos el HE que posee sonido de "J", y que es transliterado como "H" para el alfabeto occidental. Este HE, seguido de VAV con "Shuruq" hace "HU" que debe ser pronunciado como "JU". Juntando la primera sílaba con la segunda, tenemos YAOHU, y recordando la H final que no tiene sonido quedaría así: YAOHUH (transliteración literal). La pronunciación correcta para este preciosísimo Nombre es IÁOJU (transliteración fonética), teniendo en cuenta que la sílaba tónica es la primera. En el caso de que su computador posea placa de sonido, apriete aquí para oír la correcta pronunciación del Nombre del Creador.
Así, la transliteración literal del Nombre del Creador Padre es YAOHUH, mientras la transliteración fonética de este maravilloso Nombre es IÁOJU. Para que sepamos qué letras forman el nombre original, usamos la transliteración literal (YAOHUH). Para que sepamos como pronunciar este maravilloso Nombre, usamos la transliteración fonética (IÁOJU). Siempre que hubiere necesidad de referirnos al Creador Padre en nuestros textos, su Nombre será representado de esta forma YAOHUH (IÁOJU), con la transliteración literal seguida por la transliteración fonética. Note que la "H" final de la transliteración literal no es necesaria en la transliteración fonética, ya que ella no posee sonido para pronunciar.
La importancia de identificación con relación al Mesías no es en nada diferente de la necesidad que tenemos de identificar al Creador, el Padre, lo que por semejante modo lo hacemos, por medio de su Nombre. Esta importancia está muy bien definida escrituralmente y podemos observar que eso partió del propio Creador. Él mismo nos pasó escrituralmente tal importancia, y muy bien podemos percibir en el texto escritural que sigue. El termino ULHIM (que también puede ser usado en singular "UL") significa originalmente en hebraico "El Ser Soberano Creador". Como a lo largo de estos estudios podremos comprender que es incorrecto el uso del termino "dios", he aquí la explicación para la utilización del título original cuando es citada en algún texto original. Veamos:
Éxodo 3:15 nos enseña: "Dijo aun ULHIM a Mehushúa (Mejushúa, corrompido como "Moisés"): Así dirás a los hijos de Yaoshorul: YAOHUH (IÁOJU), el UL de sus padres, el UL de Abruham, el UL de Yaohutzkag, el UL de Yaohukáf, me envió a ustedes; este es mi Nombre eternamente, y así seré recordado de generación en generación".
|
|
|
|
Revelación a Mehushúa del Nombre Personal del Creador.
|
"Dijo aun ULHIM a Mehushúa (Mejushúa, corrompido como "Moisés"): Así dirás a los hijos de Yaoshorul: YAOHUH (IÁOJU), el UL de sus padres, el UL de Abruham, el UL de Yaohutzkhaq, el UL de Yaohukáf, me envió a ustedes; este es mi Nombre eternamente, y así seré recordado de generación en generación". |
|
|
|
|
|
No es difícil que percibamos qué serias son las palabras del Creador al presentarse nominalmente a Mehushúa (Mejushúa, corrompido como 'Moisés'). Él no solo afirmó que su Nombre es eterno, sino también determinó que así sería recordado de generación en generación. No solamente para aquella generación sino para las futuras generaciones, eternamente. Note que la octava palabra de ese texto hebraico original (de derecha a izquierda) es, explícitamente, el Nombre del Creador, el cual simplemente desapareció en las traducciones de las escrituras.
Aquí debemos parar un poco para meditar y comprender hechos de gran importancia en cuanto al asunto. Si leyéremos las escrituras desde el versículo 13, anterior al arriba citado, veremos que Mehushúa (Mejushúa, corrompido como "Moisés") fue quien preguntó al Creador sobre su Nombre. ¿Sería esta una pregunta relevante, o sería algo sin importancia? Bien. El Creador no responde preguntas tontas y que no sean relevantes, ya que todo lo que Él hace, lo hace con exactitud y con un propósito muy bien definido y sabio. Solo el hecho de que el Creador haya respondido a la pregunta de Mehushúa (Mejushúa, corrompido como "Moisés"), respondiendo inclusive de una forma muy completa y objetiva, nos muestra que el asunto es muy importante, habiendo en él incluida la determinación del mismo Creador acerca de cómo Él debería ser recordado de generación en generación. Aquí no hubo algo como "llámenme como quisieren", ni " llamen como me llamaren está bien", ni tampoco "del modo como me llamen yo aceptaré y oiré". Lo que hubo aquí fue una clara y simple revelación del Nombre del Creador, acompañada de una seria determinación acerca de cómo referirnos a Él, eternamente. No una "sugerencia", ni una "posibilidad entre muchas", simplemente una clara determinación objetiva y sin margen a desvíos de interpretación.
Los documentos más antiguos traen registros del Nombre del Creador aun utilizando los caracteres hebraicos arcaicos, según podemos observar en la figura al lado. Aunque el "alfabeto" hebraico haya sufrido alteraciones a lo largo del tiempo en cuanto a la forma de sus letras, ninguna fue retirada o adicionada hasta el tiempo presente. El "alefbets" moderno posee letras de formato diferente al "alefbets" arcaico, habiendo, sin embargo, las mismas letras y los mismos sonidos de cada letra. Existen aún hoy innúmeros lugares donde el Nombre del Creador aparece gravado, siempre en la forma correcta del Tetragrama, aunque el estilo de letras pueda variar un poco una de otra, lo que no hace ninguna diferencia.
La figura abajo nos muestra el Nombre YAOHUH (IÁOJU) en caracteres hebraicos modernos, con respectivos signos masoréticos de modo de representar la correcta pronunciación del Nombre del Creador:
|